Antes de indagar las características más destacables de la fotografía gastronomica, me parece interesante comentar donde comenzó todo. La primera fotografía conocida de alimentos se titula «Nature Morte» (Naturaleza muerta) y fue tomada por el fotógrafo francés Nicéphore Niépce en 1827.
En la imagen, Niépce capturó una escena de una mesa con diversos objetos, incluyendo platos con alimentos como pan y frutas. Esta fotografía fue un hito en la historia de la fotografía, ya que es considerada la primera imagen permanente obtenida mediante la técnica de la heliografía, precursora de la fotografía moderna.
Por lo general, estas primeras fotos eran muy similares a pinturas y su uso principal al cabo de los años fue usado para ilustrar recetas. Finalmente, fue también empleada, como todo bien sabemos, en medios publicitarios.
La fotografía gastronómica es mucho más que simplemente capturar imágenes de platos apetitosos. Es un arte que combina la creatividad, la técnica y la pasión por la gastronomía.
Además, con el auge de las redes sociales y la popularidad de compartir imágenes de comida, se ha convertido en una disciplina en constante evolución y exploración de nuevas tendencias y estilos visuales.
En este artículo, exploraremos el fascinante mundo de la fotografía de alimentos y descubriremos cómo los fotógrafos logran capturar el sabor y despertar el apetito a través de imágenes visualmente cautivadoras.
La presentación de los platos juega un papel crucial en la fotografía gastronómica. Los fotógrafos se esfuerzan por crear composiciones armoniosas y equilibradas que resalten los ingredientes y la estética del plato. Se presta atención a los detalles, como la vajilla, los utensilios y los elementos decorativos, para crear una imagen visualmente atractiva y agradable.
La iluminación adecuada es esencial en la fotografía gastronómica. Los fotógrafos buscan utilizar luz natural siempre que sea posible, aprovechando la suavidad y los matices que brinda. La luz lateral o la luz difusa a través de un difusor suelen ser opciones populares. La iluminación bien controlada ayuda a resaltar los colores, las texturas y los detalles de los alimentos, creando imágenes que parecen saltar de la pantalla o la página.
La composición es clave en la fotografía gastronómica. Los fotógrafos utilizan técnicas como la regla de los tercios y el uso de líneas y formas para guiar la mirada del espectador hacia el punto focal deseado. Además, el enfoque selectivo se utiliza para resaltar ciertos detalles o ingredientes, creando profundidad y añadiendo interés visual a la imagen.
En la fotografía gastronómica, el tiempo es crucial. Los fotógrafos buscan capturar el momento perfecto en el que el plato se vea más apetitoso. Puede ser el momento en el que el queso se derrite, el zumo gotea o las hierbas se esparcen sobre el plato. Se requiere paciencia y práctica para capturar esos instantes fugaces que evocan el sabor y la textura de los alimentos.
Después de la sesión de fotos, viene la etapa de edición y retoque fotográfico. El retoque se utiliza para realzar los colores, ajustar el contraste y la exposición, y eliminar imperfecciones menores. Sin embargo, es importante mantener la autenticidad de los alimentos y evitar la sobre edición. El retoque se utiliza como una herramienta para mejorar la imagen sin alterar drásticamente la apariencia del plato.
La fotografía gastronómica es un arte cautivador que combina la creatividad visual y la pasión por la comida. A través de técnicas de presentación, iluminación, composición y edición, los fotógrafos de alimentos logran capturar la esencia y el sabor de los platos, despertando el apetito y transmitiendo emociones a través de imágenes vistosas.
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