13 marzo, 2017
Entrevista al gran César Segarra
Desde pequeño se le iban los ojos a numerosas facetas artísticas, dando cuenta de una curiosidad creativa que hoy le ha llevado a ser el inequívoco César Segarra. Principalmente fotógrafo, en su obra sigue apreciándose el amor por el teatro, la moda y la pintura. Su corazón reside en Barcelona (donde nació en 1986), quizá paseándose por los Jardines de Mossèn Costa i Llobera, pero los pies le llevan entre capitales de todo el mundo y sesiones de fotografía para revistas como Vogue, Esquire, Vanity Fair, Galería Loewe número verano 2012 por César SegarraGQ o Marie Claire, y para marcas como Zara, Lacoste, Custo o Lorenzo Castillo. En cada disparo de cámara, César reúne referencias elegantes y expresivas que se amalgaman y estallan en imágenes siempre únicas y coloridas, alejadas de la convención de catálogo. La inquietud por el retrato y la moda, tanto en el backstage como en puestas en escena sumamente plásticas, le ha valido que su juventud no esté reñida con exponer en diversas capitales españolas y europeas, aparte de realizar talleres y ponencias en centros especializados. Su último proyecto, Blog Hipsters From Spain, junto al periodista Vicente Ferrer, pretende reivindicar los talentos de aquí y ahora. Por eso mismo, sin necesidad de retoques, dejemos que sea el propio César quien hable.
¿Recuerdas alguna anécdota de tus inicios fotográficos de la que aprendieses algo que no has olvidado nunca?
Recuerdo las primeras fotos que hacía con amigos: cualquier momento era bueno para inventar personajes, sacar ropa de algún sitio y divertirse, sin importar el día o la hora que fuese. Más que anécdotas, conservo consejos que me dieron hace mucho tiempo y que siempre tendré presentes: “no tomarse nada como algo personal”, “trabajar en ti mismo” y “no creerte ni lo malo ni lo bueno que digan sobre tu trabajo”.
En tu trabajo hay una fuerte presencia del retrato y del detalle: ¿te resulta más complicado controlar la forma en que se muestran los productos y las personas en estudio o en exteriores?
Aunque en estudio parece que tengas total control de la situación, también es interesante fotografiar en localizaciones, porque puedes encontrar sorpresas y distintos enfoques en cualquier rincón. Para conseguir armonía, muchas veces tiene más fuerza el azar que la teoría.
¿Cuáles son tus ‘mandamientos’ a la hora de preparar la fotografía de un modelo en el que debe destacar una prenda?
Que ambos tengan que ver, que convivan entre ellos y que se compaginen de forma natural. En definitiva, que conecten.
¿Cuál es la parte más divertida y la más técnica de tu proceso?
Las más divertida, sin duda, es viajar, conocer gente y trabajar con amigos. La más técnica es preparar luces y decidir cómo vamos a contar la historia.
¿En qué te inspiras como referencias para la fotografía de moda? ¿Pesa más el pasado y tus preferencias, o las tendencias actuales?
En general me inspira el día a día, las cosas que les pasan a mis amigos, una foto en Instagram, una serie, ver la misma exposición varias veces… Al fin y al cabo, parte de nuestro trabajo también es mirar y observar la vida. Y como referentes en la fotografía me gustan desde clásicos, como Diane Arbus, Richard Avedon o Robert Mapplethorpe, hasta actuales como Nick Knight, Coco Capitán, Daniel Riera o Alasdair McLellan. Es interesante saber qué es lo que ocurre en la actualidad, sin dejar de lado tu estilo ni olvidar lo que otros hicieron décadas atrás.
¿Las sesiones de fotografía para marcas y revistas vienen muy determinadas por la empresa o dispones de libertad para recrear el estilo que consideras más apropiado para el tema?
Se suele trabajar con un briefing y referencias de la marca, que de algún modo se parecen a mi estilo. Entonces, a partir de ahí, yo voy añadiendo ideas y posibles variaciones para contar la historia. En cuanto a revistas, te dan más libertad, siempre y cuando aparezcan bien los anunciantes. Pero en ambos casos siempre está bien que te contraten por tu estilo, no para que hagas lo que hacen otros.
¿Es indispensable el retoque para la fotografía profesional y tu trabajo?
Es igual de necesario que un estilista, un modelo o un iluminador; forma parte del equipo.
¿En qué aspectos es vital y en cuáles podría evitarse con un buen trabajo de estudio durante la sesión fotográfica?
El retoque está presente aunque haya un buen trabajo de estudio. La postproducción puede salvar una mala foto, pero no es así como hay que entenderla. El retoque mejora imágenes y las adecua a la idea predeterminada que habíamos tenido sobre ellas. A la hora de comunicarse ambos procesos, todo depende de tu equipo de trabajo, no de Photoshop. La fotografía es comunicar, pero también has de hacerlo con las personas que trabajas.
¿Participas en el proceso de retoque posterior a la toma de fotografías?
Claro que sí; la fotografía la piensas, la disparas y luego la retocas, no es un proceso momentáneo. Yo les doy la identidad en cuanto a tonos, colores y brillos. Posteriormente, The HotShot, el estudio con el que trabajo tanto en retoque como en captura digital, hace el trabajo más técnico del retoque.
¿Consideras que el retoque fotográfico carece de límites como herramienta?
Como cualquier herramienta, hay que saber utilizarlo. Entiendo que el debate exista cuando una actriz de 70 años es fotografiada sin ninguna arruga. El cómo la industria muestra a hombres y mujeres de la misma edad de forma completamente distinta es algo en lo que las marcas han de pensar más. O, si una modelo es negra, ¿por qué a veces aparece como si fuese casi blanca? En mi opinión, el retoque ha de utilizarse para mejorar, no para desvirtuar o cambiar a alguien.
Por último, ¿podrías compartir una fotografía de la que te sientas especialmente orgulloso y en la que conseguiste resolver una técnica o situación fotográfica difícil?
Hace un par de años estábamos en Ibiza fotografiando a Steve Aoki en su casa. Había una piscina enorme y lo vi claro: teníamos que fotografiarle desde arriba, cayendo al agua. Nos daba mucha vergüenza proponérselo y no sabíamos si la prenda iba a resistir al cloro, pero la vimos tan necesaria que, pese a que se hizo daño, la foto quedó tal cual la pensé.