Después de haber publicado nuestro artículo de Ocho consejos para fotografiar interiores, entramos más a fondo en el tema de la fotografía de interiores en baños. En la que algunos opinan que el lavabo es la vergüenza oculta de la casa, un espacio que jamás debe mostrarse a un posible inquilino antes de una visita (y a los invitados sólo en caso de emergencia). Podemos dejar de pensar en el baño como aquel rincón comunal y desagradable que debía cumplir con sus funciones. En realidad, el lavabo es la máxima expresión de la comodidad que hemos alcanzado en la vivienda, y, como tal, se ha convertido en estrella de fotografía de interiores, tanto para interiorismo y venta inmobiliaria como escenario en blogs y redes sociales.
Sea cual sea tu propósito a la hora de fotografiar un baño, a continuación te proporcionamos los consejos que harán relucir la habitación y sacarán partido a todo tipo de dimensiones y condiciones lumínicas. Los lavabos han sido aparcados del protagonismo en la fotografía de interiores e inmobiliarias por ser uno de los espacios más difíciles de retratar. Pero los retos que conllevan, bien resueltos, podrán convertir esas fotografías en las protagonistas de un reportaje o una venta.
La iluminación: Si los mandamientos de la buena fotografía son luz, luz y luz. ¿Cómo conseguir resultados perfectos en un espacio donde no suele haber luz natural? Podemos pensar en una vivienda unifamiliar o en una casa campestre, donde es muy probable que haya algún pequeño ventanal en el lavabo que resuelva esta situación. Por desgracia, en los pisos urbanos y en los estudios de diseño de fabricantes de materiales no suele haber ninguna ventana, y habrá que manejarse con la luz integrada en la habitación y equipos externos.
Las superficies reflectantes: Baldosas en suelos, paredes y revestimientos de duchas, porcelana en bañeras, tazas y tinas, accesorios metálicos como pomos y toalleros, espejos, maderas lacadas y un usual predominio del color blanco. Una pesadilla para el fotógrafo que, además, tiene que añadir puntos de luz artificiales que causarán brillos excesivos.
Dimensiones y ángulos reducidos: A menos que dispongamos del baño de una vivienda lujosa, normalmente el espacio dedicado a estas zonas es muy limitado o se ubica en ángulos extraños. Esto impide poder ubicar la cámara con libertad, sobre todo cuando hay que evitar los reflejos en espejos o no hay suficiente superficie estable sobre la que colocar el equipo. Esto reduce el número de posibles composiciones de focos que puedan compensar excesos o ausencias lumínicas.
El mejor ángulo: Lo ideal es que aparezcan todos los elementos del baño (centrales y parte del suelo). Pero recordemos que, si los espacios son pequeños, es fácil provocar alguna distorsión. Y el principal objetivo es dar idea del espacio real, en su contexto, no vender la fantasía de un baño mayor del que realmente es, aunque hagamos que la imagen sea lo más atractiva y bella posible.
En la medida en que exista movilidad en el baño, hay que hacer pruebas de composición a través de la cámara, ya que el ojo humano aprecia el espacio de forma diferente. Casi siempre es mejor ubicar la cámara en el marco de la puerta, sobre todo si el baño es pequeño. Según el efecto estético perseguido y el uso que tendrán las fotografías, algunos profesionales prefieren ocultar el retrete. Sin embargo, para fotografía de interiores en inmobiliarias deben aparecer todos los elementos para dar cuenta del equipamiento completo, aunque sea en distintas tomas. Destaca el punto fuerte del baño: una ducha lujosa, una gran bañera o jacuzzi, un gran mueble con dos lavabos y un gran espejo, el suelo hidráulico con espacio de descanso…
El equipo fotográfico: Dado que lo más importante es evitar las distorsiones de lente, es recomendable emplear un objetivo de entre 16 mm y 35 mm.
El trípode es indispensable para mantener la estabilidad que garantice fotografías bien encuadradas y que recreen la agradable combinación de verticales y horizontales. La perspectiva siempre debe ser frontal, sin inclinaciones hacia el techo o el suelo, aunque es recomendable utilizar una altura inferior a la del ojo humano. Por ejemplo, una altura de trípode idónea sería de 4′ 8″. Si deseas obtener imágenes desde ángulos en los que es imposible colocar un trípode, puedes armarte de valor (y pulso firme) y obtener composiciones cámara en mano desde el interior de una ducha o bañera.
Otro aspecto delicado en los baños es la predominancia de tonos blancos que, unidos a una iluminación artificial fuerte, puede provocar que algunas zonas se quemen fácilmente. Es recomendable ajustar la cámara para una velocidad de obturación entre 1/60 y 1/125, y una apertura de F8 o F11. Y, por supuesto, repasa a fondo el balance de blancos antes de considerar que la iluminación es perfecta.
La iluminación: El quebradero de cabeza para la fotografía de interiores con baño será mayor o menor según si disponemos de luz natural o no. Si hay alguna ventana en la estancia, no hay que fotografiar frente a ella para evitar la sobreexposición. Empléala como un foco de luz difusa que aportará resultados mucho más naturales. Si el mejor ángulo incluye la ventana o deseas mostrar esa vista, habrá que colocar algún tipo de cortina delante o detrás del cristal, que tapone o difumine la entrada de luz directa.
En la mayor parte de los baños, no habrá ninguna ventana, pero suele bastar la propia iluminación integrada del cuarto. Enciende todas las luces y accesorios lumínicos disponibles, como lámparas sobre superficies o adheridas a paredes, y focos o barras de luz dentro de duchas, bañeras, jacu
zzis o sobre muebles. Evita las luces de techo que emitan directamente sobre suelo, ya que actuará como una gran pantalla y aparecerán brillos excesivos en las baldosas (a menos que éstas tengan un acabado mate). Quizá incluso quieras añadir alguna vela según el efecto ambiental que quieras transmitir, aunque no aportará iluminación importante (y tendrás que vigilar que no sea un punto de sobreexposición).
Si la iluminación general es muy fría, se puede compensar con bombillas incandescentes que añadan luz cálida. Orienta la luz de los focos o flashes al techo para que rebote de manera natural hacia el resto de la habitación. También puedes dirigirlos de forma que corrijan sombras agresivas en algunos rincones, sobre todo cuando quedan huecos reducidos entre una bañera y un mueble, por ejemplo.
Los espejos: Para evitar reflejos en un espejo que debe aparecer sí o sí en nuestra fotografía de interiores, se puede disimular la cámara en una planta o algún otro elemento decorativo. Pero es preferible no recurrir a esta clase de estrategias porque será inevitable que se distinga en alguna zona y haya que realizar tediosos retoques posteriores.
Otros recursos caseros incluyen cubrir el espejo con papel u otro material que pueda corregirse en la fase de edición, emplear un aerosol mate temporal, o incluir sin miedo el reflejo de la cámara o del fotógrafo para borrarlo después. Para esta técnica, habrá que tomar una fotografía de la pared lisa o la vista que aparece delante del espejo y combinarla en el programa de edición mediante una máscara con la fotografía en la que aparece el equipo o fotógrafo reflejado. En la fase de retoque habrá que ser muy exhaustivo y profesional para obtener resultados que no resulten torpes y afeen el conjunto.
Si deseas realizar la fotografía de un espejo para destacarlo por algún motivo estético (es vintage o muy original), puedes preparar una composición desde uno de los lados del espejo para evitar el reflejo. La opción más exitosa es también la más cara: usar una tilt-shift lens. El coste de una de estas lentes ronda los 2.500 euros, pero se puede alquilar por días; por ejemplo, un objetivo CANON 17mm f/4L TS-E te costará entre 26 y 37 euros.
Gracias a este tipo de lente, puedes obtener vistas frontales de un espejo sin que se refleje el fotógrafo ni la cámara. En cualquier situación, es mejor si el espejo refleja una pared lisa que si en el reflejo aparecen muebles o muchos elementos del baño, pues dará sensación de abigarramiento.
Los reflejos: La atención principal en la fotografía de interiores con baños estará dirigida a vigilar de luces en superficies, sobre todo de ducha, baldosas, o incluso cuadros decorativos, si los hay. Como a veces es imposible evitar todos los brillos indeseados, en la fase de retoque se podrán usar máscaras y combinar distintas tomas para balancear la iluminación en determinadas zonas. El clonado será una herramienta útil al limpiar espejos o cristales en los que hayan podido aparecer reflejos del equipo o del fotógrafo, ya que en espacios muy pequeños será difícil que no se introduzca ningún elemento extraño. Como las superficies suelen ser claras y nítidas, este tipo de retoque no suele ser muy complicado, aunque un profesional hará que quede perfecto.
Recuerda que algunos objetos deben parecer brillantes porque lo son y aportan sensación de materiales nuevos y limpieza, como la grifería y los toalleros. También es deseable un poco de brillo en las baldosas, para no dar un resultado apagado. Simplemente, evita que caiga luz directa sobre ellas y estudia si están reflejando puntos de luz demasiado potentes.
Esta fase de la preparación de fotografía de baños es la más compleja, pues supone ir equilibrando la luz en todos los elementos y superficies, variando ligeramente la iluminación. Lo que sirve para arreglar una zona podrá estropear otra, de manera que lo mejor es combinar tomas de alta y baja exposición. En la fase de retoque, gracias a las máscaras se podrán usar las fotografías subexpuestas para corregir pequeñas áreas más quemadas.
… Y acción: Dispara varias veces, en formato horizontal y vertical. Hemos cuidado especialmente las vistas generales, pero acuérdate de realizar también composiciones de detalles para destacar los elementos más favorecedores del espacio (como un complemento de ducha, algunos pomos o acabados de mobiliario). Sin embargo, en una misma plataforma (como una web) es mejor que todas las fotografías de interiores aparezcan en el mismo formato para conseguir la homogeneidad que gusta al ojo humano. Para un formato impreso, podrían alternarse distintos tipos de fotografía, según la maquetación final.
No temas al espacio cerrado y prueba con panorámicas, combinando varias fotos manual o digitalmente (ya hay programas de software que realizan esto por ti).
Esto permitirá abrir más el plano e incluir más espacio en una sola imagen.
Y, después del perfecto esquema fotográfico, no olvides la importantísima parte estética: la dirección artística. Todo debe estar limpio y reluciente, en especial las zonas metálicas que pueden acumular manchas en bordes y junturas o tener marcas de dedos. Cuida asimismo la humedad en las partes acristaladas y que los accesorios aparezcan bien ubicados, como toallas plegadas y flores frescas o artificiales de calidad. Evita que aparezcan objetos de uso común y sobre todo con marcas comerciales a la vista.
La coordinación de colores es fundamental para rematar el conjunto, pues accesorios muy neones en un baño blanco acapararían demasiado la atención. En cualquier caso, no introduzcas demasiados elementos decorativos. Es preferible suscitar la idea de un espacio abierto, amplio y limpio, de modo que sobre ese minimalismo el observador pueda añadir su idea acerca de cómo adecuarlo a su gusto. A veces, las fotografías de interiores para inmobiliarias demasiado decoradas desmotivan a clientes que no tienen el mismo gusto estético, aunque el espacio hubiese podido convencerles por sí mismo.
Como en todas las composiciones fotográficas, menos es más; pero lo que nunca debe escasear es el esmero dedicado a que el retoque de cada fotografía de interiores con baño sea armonioso e iguale los resultados con la calidad que admiramos en las casas de los famosos y en las mejores revistas del mundo.
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