22 agosto, 2017
Entrevista con el fotógrafo Víctor Lax: Bodas de arte, luz y sangre
Como muchos fotógrafos curiosos e inquietos, el aragonés Víctor Lax no supo desde el primer momento que acabaría en la fotografía de bodas. Su pasión comenzaría después de una década en el fotoperiodismo, y el talento y el trabajo duro resolvieron que había escogido bien su camino. Ahora, convertido en uno de los referentes de la fotografía social, Víctor Lax continúa siendo un fotógrafo más atraído por el aprendizaje constante y la libertad de la fotografía de bodas que por los premios. Algo que se demuestra en cómo cada día comparte en su cuenta de Instagram una instantánea para inspirar e intercambiar experiencias con colegas y amantes de la fotografía.
Charlamos con él sobre su trayectoria, su forma de trabajar y cómo se infiltraría en un bodorrio de Juego de tronos.
Los álbumes de boda son, ante todo, memoria. ¿Cómo te planteas en cada boda preservar el recuerdo de lo que pasó y, a la vez, embellecerlo?
Mi misión en cada boda es contar la historia de la pareja de una forma personal y única, dejando que las cosas fluyan de una forma natural. No creo que el éxito de un fotógrafo se base en captar unas pocas fotos bonitas, sino en fotografiar esas imágenes que recojan sus recuerdos y, aunque pasen los años, sigan reconociéndose en ellas.
¿Recuerdas tu primera boda como fotógrafo? ¿Algún gazapo entrañable del que aprendieras mucho?
Sí, perfectamente. ¡Mi primera boda fue todo un drama! Recuerdo que estaba tan nervioso que olvidé dejar el ISO a 800 durante todo el día, y podéis imaginar el resultado al disparar en exteriores… En la actualidad no sería mucho problema; pero, por aquel entonces, trabajaba con la cámara Nikon D2H, y el CCD de aquella cámara era realmente desastroso. Si dijera que fotografiar las primeras bodas fue
fantástico estaría mintiendo. Recuerdo perfectamente que los nervios me traicionaban, e incluso mis manos empezaban a sudar de tal forma que sujetar la cámara era toda una proeza.
¿Qué recomendarías a quien empieza en la fotografía de eventos?
Paciencia, que no se deje llevar por lo que ve a su alrededor y, sobre todo, que tenga muy claro sus principios como fotógrafo. Trabajo, trabajo y trabajo.
Es habitual ver en lugares públicos a reporteros que gritan órdenes constantes a los novios. ¿Crees que el fotógrafo debe ser director o testigo del evento?
En mi caso creo que ambos. No entra dentro de mi filosofía el tener que decir o explicar a mis parejas lo que tienen que hacer. Gran parte del día estoy documentado cada uno de los instantes que vive la pareja junto a los suyos.
No me gusta dirigir o meter mano en la organización de la boda, pero eso no quita para que cuando estoy fotografiando me meta en el papel de director, pensando cómo introducir a cada uno de los amigos y familiares que están interactuando durante todo el día y presentarlos como personajes secundarios o protagonistas de la historia.
Durante el proceso de preparación del reportaje, ¿cómo decides el estilo y la técnica junto con los novios?
El estilo de un fotógrafo es algo que no se puede cambiar de un reportaje para otro o a gusto del consumidor. Las parejas que me contratan ya saben perfectamente qué estilo o tipo de fotos se van a encontrar, y precisamente me contratan por ello.
La técnica es secundaria, quizás lo menos importante para llegar el fin último, la fotografía como tal.
¿Notas si las exigencias cambian en función de la nacionalidad de los novios?
Cada pareja es un mundo, independientemente de su origen o nacionalidad. Siempre me intereso días antes por su boda, cómo van a organizarla y qué puntos o momentos van a ser los más importantes para ellos. Me encanta trabajar con parejas exigentes, ya que siempre hacen que dé lo mejor de mí mismo.
¿Usas referencias fotográficas o cinematográficas al buscar el estilo que desea una pareja de novios?
La primera lección que aprendí en el primer periódico que me abrió las puertas fue estar siempre observando y analizando imágenes. Forma parte del aprendizaje del fotógrafo. No sólo me encanta ver fotografías, sino también grandes películas o series, como Mr. Robot, Mad Men o Juego de tronos. Tengo muchos referentes fotográficos, pero alguno de mis autores favoritos son Alex Webb, Robert Franck, James Nacthwey o Steve McCurry. Respecto a la fotografía de bodas, existen fotógrafos que están haciendo un trabajo sobresaliente, como Fer Juaristi, Franck Boutonnet o Daniel Kudish.
Ya que te apasiona la serie, ¿en qué boda de Juego de tronos te hubiese gustado ser el fotógrafo oficial?
Sin duda, en la llamada Boda Roja durante la que mueren tantos personajes de la casa Stark. Esa escena me pareció espectacular y apocalíptica. Me quedé helado y atónito, fue un momento alucinante.
¿Tu equipo básico para el día del reportaje?
En cada reportaje trabajo con dos cuerpos réflex y en cada uno de ellos llevo montado una óptica fija. Actualmente trabajo con una Nikon D5 con un 28mm y una D700 con un 85mm. Ése es mi caballo de batalla en cada reportaje. Siempre llevo en mi mochila varios flashes de mano y emisores y receptores para éstos. Dependiendo del evento, pueden entrar en la bolsa un 20mm y 45mm TS.
Una queja habitual de novios y fotógrafos es el tiempo que se lleva la postproducción y la espera hasta la entrega. ¿Crees que es inevitable, o puede agilizarse?
Normalmente mis parejas tienen su álbum y fotografías a los 2 o 3 meses. Para mí es importantísimo no tardar demasiado en entregar el trabajo final. Quizá no tener un estudio físico o una puerta abierta al público hace que los tiempos se agilicen.
¿Cuáles son las tendencias actuales en el reportaje de boda? ¿Y hacia dónde crees que se encamina la fotografía de eventos?
Ojalá supiese hacia dónde va a ir todo esto. En los últimos años, la fotografía de bodas ha sufrido un cambio radical. Aquella fotografía carente de gusto y sentido casi desapareció. Diferentes estilos, diferentes formas de entender y diferentes formas de interpretar la fotografía de bodas han sido posibles gracias a la llegada de fotógrafos de diferentes ramas de la fotografía, que por distintas causas han desembarcado en la fotografía de bodas actual.
¿En España ha subido el nivel de calidad o se sigue pensando en el BBC?
España es sin duda uno de esos países en el que no solo han cambiado mucho las cosas, sino que además se está realizando una fotografía social de gran calidad. Internet, grandes congresos de boda y las ganas por llenar de arte y naturalidad a la fotografía social han hecho el resto.
¿Hay alguna práctica o estilo que no has hecho jamás y que no aplicarías nunca?
Nunca digas, «de este agua no beberé»….
Después del premio Fearless internacional que te concedieron en 2016, ¿a qué no le tiene miedo Víctor Lax?
Los premios o reconocimientos son sólo eso, premios. Un premio no puede entorpecer o distraer la labor de un fotógrafo. Mi carrera no ha hecho más que empezar y siento la necesidad de seguir arriesgando e investigando nuevos terrenos. Uno debe estar siempre preparado para levantarse, ya que muy a menudo solemos tropezar.
Por último, ¿podrías compartirnos una fotografía que contenga alguna anécdota especial o divertida para ti?
Aparentemente puede parecer gracioso ver al novio intentando encontrar esos dos ratones en la caja. Todo cobra mayor sentido cuando sabes que el primer apellido del novio es Ratón. Sin duda,
esta imagen es una de mis favoritas y el momento es uno de los más divertidos que he fotografiado en mi carrera.