Retoque fotográfico: Limpieza de escena y equipo.
Limpieza de la escena. El antes.
Todo fotógrafo dedicado al eCommerce necesita una planificación si quiere alcanzar el éxito en sus galerías y en el acabado de sus tiendas online. Todo lo que se haga antes, se ahorra en intervenciones posteriores. Por eso es fundamental observar con detenimiento la escena previamente. Por ejemplo, siempre será mejor alisar un fondo in situ que tener que hacerlo digitalmente. Siempre será mejor retirar un cable inútil antes de disparar que tener que invertir un tiempo precioso en eliminarlo frente al ordenador.
Limpieza de sensor, objetivos y filtros. El durante.
Hablamos de un mínimo de organización, de convertirnos en directores de escena, pero también hablamos de limpieza de elementos molestos como motas de polvo, pelos, efectos de luz incómodos, distorsiones de lente… Distinto será eliminar grandes objetos en su totalidad, incluso eliminar personas que se cruzaron durante la toma y nos arruinan la foto final. Utilizaríamos entonces herramientas de gran rapidez como la nueva Content Aware o “borrado inteligente”, el Photomerge o métodos más sofisticados de apilamiento de objetos inteligentes por lotes. Estas técnicas aplicadas a superficies mayores las analizaremos más adelante en casos prácticos especialmente destinados a fotografía de arquitectura o viajes.
Limpieza del sensor: sin duda uno de los grandes quebraderos de cabeza desde la irrupción de la fotografía digital. Todo sensor en cámara de objetivos intercambiables es susceptible de ser ensuciado con facilidad y relativa frecuencia. Ante la frustración generada y las quejas de los profesionales, algunos fabricantes optaron por incluir en sus modelos un motor de limpieza incorporado que no es sino un sistema de alta frecuencia de vibración que actúa en el encendido o en el momento que se quiera desde el mismo control de cámara. Se declaró la guerra al polvo para minimizar su generación, repelerlo con tecnología antiestática y sacudirlo con dichos métodos de autolimpiado. Sin embargo, se pierden algunas batallas porque ninguno de estos métodos es infalible.
Por ello es conveniente detectar de forma manual las temidas manchas que estropean nuestras tomas. Una buena táctica es disparar una foto a un fondo liso blanco (o a un cielo azul) con el diafragma más cerrado. También así detectaremos la suciedad en nuestros objetivos. Para proceder a la limpieza del sensor os facilitamos dos estrategias: la más agresiva requiere de la utilización de palillos o pinceles y de alcohol isopropílico, sin renunciar incluso al vaho y a los papeles de limpieza de objetivos. Pero el cuidado ha de ser extremo ya que el sensor de plástico es muy delicado. También se puede optar por un simple trabajo de soplado con pera de aire, siempre con el espejo levantado y con la cámara apuntando al suelo, o por el uso de un kit de limpieza en seco como el Kit Eyelead (un tampón de silicona pegajoso con tiras de papel adhesivo); la menos agresiva, pero no menos audaz, es utilizar un método de aspiración, aunque es competencia de profesionales. Ante la duda, acudir al servicio técnico es lo más prudente.
Limpieza de objetivos y filtros:
El proceso de intercambio de objetivos es crítico. Hay que intentar hacerlo en las mejores condiciones, a ser posible en una estancia lo más libre posible de polvo en suspensión, siempre apuntando hacia abajo y con la cámara apagada para que no ejerza de imán debido a la carga electroestática. Si tenéis que hacer el cambio en la playa en día de viento, mucha suerte.
Nos valemos de perillas de aire genéricas o de marca, pinceles blandos, alcohol isopropílico, y papeles especializados o gamuzas de limpieza para humedecer y secar. Si tenéis a mano guantes de látex, tanto mejor. La limpieza siempre debe hacerse con movimientos circulares de dentro hacia fuera.
Herramientas de retoque. El después.
Aunque algunos fabricantes empiezan a incorporar en sus softwares funciones de detección y eliminación automática de suciedad, el pincel corrector, el parche y el tampón de clonación siguen siendo los tres mosqueteros mágicos del retocador. Eso sí, su utilización requiere de gran paciencia. Lo más conveniente es trabajar siempre al 100% de zoom e ir desplazándose por el lienzo de una esquina a otra marcando las áreas gracias a las guías o gridlines cada 500 pixeles.
Pincel corrector:
Como herramienta correctora, además del parche, clona píxeles pero también los funde con los de alrededor. Es la más recomendable para hacer limpieza, en especial el pincel corrector puntual sobre fondo uniforme y si se trata de manchas pequeñas provocadas por el sensor, los objetivos o los filtros. El pincel corrector normal sirve para áreas más extensas y nos viene bien para eliminar imperfecciones de piel o corregir arrugas.
Parche:
Recomendada para suprimir grandes áreas ensuciadas, bien por múltiples manchas, bien por desviaciones de color. La selección puede ser de Origen o Destino. Normalmente se selecciona en Origen la zona a sustituir (como si se tratara de la herramienta Lazo) y se arrastra a la zona limpia o elegida para el cambio. ¡Voilà!
Tampón de clonar:
Las herramientas de clonación muestrean píxeles para copiarlos al lugar elegido: un origen marcado por la combinación de presionar la tecla Alt y el clic con el ratón (el círculo cambiará a ser diana de muestreo) y un destino marcado por un simple clic. En las últimas versiones de Photoshop podemos además visualizar en el pincel aquello que vamos a clonar, recurso perfecto para hacernos de guía. Por supuesto se pueden modificar parámetros de tamaño, dureza, opacidad y flujo. Lo más importante de esta herramienta es definir de la manera más precisa posible los puntos de origen (captura) y destino (clonación). No importa muestrear poca cantidad pero conviene hacerlo repetidas veces. También es conveniente trabajar en una capa duplicada a la que se le aplica una máscara de capa para eliminar lo que no nos convenga.
Un menú más sofisticado del tampón aparece desde Ventana>Origen de clonación. Aquí podremos guardar hasta cinco orígenes distintos de clonación así como modificar la escala, voltear horizontal y verticalmente, o cambiar los grados de inclinación.