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3 diciembre, 2015

Los errores de una sesión fotográfica que se salvan con retoque (I)

Detalle de la manga de una chaqueta

En una sesión fotográfica, cada miembro del equipo debe saber cuál es su función y cómo actuar ante determinadas situaciones. La compenetración entre ellos es vital para que todo salga perfecto. Por ello, hablando del retoque, es muy importante que el fotógrafo controle y haga saber a los demás los fallos que deben ser subsanados in situ para conseguir un buen resultado en la fotografía. La función del retocador es la de suavizar y corregir elementos concretos que perfeccionen la fotografía. Un profesional podrá mejorar fácilmente muchísimas cosas, pero hay otras que son muy difíciles de disimular.
Cuando se trabaja en fotografía para eCommerce hay que contar con que la fotografía quede perfecta y limpia, ya que en este tipo de tiendas la función ‘zoom’ es de las más utilizadas por el cliente. Vamos a analizar los elementos que puede corregir el retocador. En este post nos vamos a ocupar de prendas y modelos; en una segunda parte, hablaremos de cómo trabajar con objetos y fondos.
Prendas
En el momento de la sesión, el estilista debe dejar las prendas bien planchadas y lo más adaptadas posible al modelo. Normalmente se ajustan con pinzas para conseguir el efecto del corte real de la prenda, lo que también crea pequeñas arruguitas y pliegues en zonas específicas. Una arruga puede evitarse en el estudio dando al modelo una iluminación lo más frontal posible, ya que los pliegues se marcan a la vista porque generan sombra en la prenda. Tratando siempre de preservar el volúmen. Sin embargo, no es necesario salvar estas imperfecciones en el estudio, ya que obligarían a tener que modificar otros aspectos –como éste de la iluminación- que son más complicados de retocar digitalmente. Para disimularlos, el retocador puede utilizar un pequeño licuado y otras herramientas manuales que suavizan las líneas y las sombras.

Detalle de la manga de una chaqueta

Detalle de la manga de una chaqueta, sin arrugas, brillos ni hilos sueltos.


A la hora de retocar algún defecto en el color de la ropa, cuando se trata de colores planos es sencillo, ya que se parchea la zona con un trozo que tenga la misma luminosidad. Pero cuando el tejido es estampado, tiene textura o tiene una veta marcada –como el ante y la pana o rayas, por ejemplo- resulta mucho más difícil de parchear e integrar. Aunque es posible hacerlo, resulta mucho más tedioso y lento, ya que hay que ir integrando con mucho cuidado los píxeles para que no se note el clonado.
Los brillos de la ropa no suelen eliminarse si es característico del material. Por ejemplo, en una cazadora de cuero. Otro caso puede ser una fotografía donde una modela aparezca con medias. Aquí sí que se eliminan porque queda menos natural en la imagen y puede dar lugar a distorsiones. Para compensarlo, se efectúa una limpieza y se le da algún que otro punto de luz más o menos perlado.
Modelos
En primer lugar, por mucho maquillaje que tengan los modelos, la luz directa y el calor que dan los focos hacen casi imposible que los maquilladores consigan matizar por completo las pieles para eliminar los brillos. El retocador será el encargado de eliminar cualquier brillo que haga que la piel aparente grasa, cetrina o cuarteada. Aparte, según la moda del momento, se le aplicarán unos parámetros u otros hasta conseguir el efecto deseado: piel de melocotón, porcelana… Además, el maquillaje puede difuminarse y que no aguante perfecto determinadas tomas. Con el programa de retoque se pueden limpiar zonas oscurecidas por los pigmentos de un ahumado de ojos que a primera vista no se aprecian, por ejemplo, o dar rubor a mejillas apagadas tras largas horas de trabajo.
Otros aspectos inherentes a la condición del modelo son igual de modificables por ambas partes del equipo. Para los tatuajes, se coloca una media de color piel al modelo aunque luego también se pueda retocar; para lunares, se maquillan y luego se corrigen los contornos o cambios de tono digitalmente; arrugas, varices, enrojecimientos y piel de naranja se corrigen por el retocador clonando y corrigiendo la luminosidad y el color de la piel. Un detalle más complicado es eliminar el encrespamiento de la melena de una modelo. Recortar la silueta del pelo sin que quede artificial y que se integre bien con el fondo es más complicado de lo que parece, por lo que hay que tratar la imagen con mucho cuidado píxel a píxel.
Para resaltar formas y contornos, se puede sobreexponer y subexponer la luminosidad (justo al contrario de cuando queremos disimular otros elementos), con lo que se consiguen modificar las zonas oscuras y los medios tonos. Con esto se puede destacar, por ejemplo, unos abdominales, unas clavículas o unos pómulos. Este retoque consiste en adaptar la luminosidad en determinadas zonas para definir la sensación de volúmenes.